Secuestro (Elizabeth)

El secuestro había sido bastante simple y la muchacha parecía tener unas piernas bastante velocez para correr, pues no tardamos demasiado...aunque claro, el hecho de que mi mano estaba firmemente aferrada a su brazo, sin molestarme en no lastimarle su brazos. Tedría suerte si aun los conservaba en un par de horas.

Nos encontrábamos en el bosque negro, tan conocido para mí y de seguro tan prohibido para ella. Ahora me encontraba en un lugar de mi elemento, pero debía de cuidarme porque tambien era el elemento de otros chamanes. Era increible como la adrenalina te daba cierta lucidés para pensar. Me preguntaba que pensaría ella de este lugar ¿Acaso ya sabría en qué tipo de bosques se encontraría? Y otra cosa interesante sería el conocer lo poco que sabría de este lugar alguien como ella...una humana. Me preguntaba qué rayos vería Baudeleire en los humanos, eran tan ciegos...

-¿Motivos? -pregunté de repente, volviendo a la realidad. Era la primera vez que la muchacha tenía oportunidad de hablarme desde el escape, pues habíamos dejado de correr recién. -¿En verdad quieres saberlos? -pregunté mientras simulaba que lo pensaba con una mano en mi mentón y alzando los ojos al cielo...o a la cubierta de hojas, mas bien.

-¿Desde cuándo el odio tiene motivos? Pero no, no es solo odio hacia los humanos. En odio hacia tí, estoy segura de que alguien es respondable de que Elesar tomara el camino que tomó... -recordé a Elesar cuando niño, si bien no denotaba tanta maldad como mi familia, él no parecía querer usar su vida para veneficio de un gobernador y sin embargo...allí estaba él ahora. Para mí no había dudas, Elesar estaba sumamente interesado en alguie y ese alguien era...

-Eres tú. Tú tienes la culpa, el tomó el camino que tomó por tu culpa. ¿Me equivoco? -pregunté de repente molesta, mientras la tomaba de ambos brazos y violentamente la empujaba contra un árbol. - ¡Responde!

La muchacha jugaba a no saber nada, jugabamos al gato y al ratón. Aun manteniendola contra el árbol para que no tuviera la más mínima posibilidad de escapar, le alcanzé susurrar con rabia.

-Oh sí que tienes la culpa, ¡¿Acaso me tomas por idiota?! -bramé, y acto seguido le envié una bofetada. No era que pensara mantenerla cautiva a base de bofetones, simplemente había sentido la necesidad de hacerlo. -¿Cómo puedes creer que no lo veo? Estoy loca, no ciega. Elesar está enamorado de tí, una razón más para odiar a ustedes los humanos. Tiene mucho que ver con el asunto, señorita. -dije con cierta petulancia, mientras la fulminaba con la mirada.

De repente, dejé de contenerla contra el árbol, que hiciera lo que quisiera.

-Acción y reacción. Es lo que decía mi padre. Si intentas escapar, arderás en llamas. Tú decides.

-Solo teniendote aquí no, pero si te hago daño la situación cambia, querida. -le respondí a su pregunta, mientras veía como se sentaba al lado de un árbol. Esto sería tan sencillo... Trabajar con humanos siempre lo era. Ya ni me importaba que me hubiera llamado idiota, ahora estaba concentrada en controlar mi poder para quemar solo uno de sus brazos y no todo su cuerpo. Pasaron unos segundos en los que yo mantuve en silencio la vista fija en su brazo derecho hasta que de repente, algo rojiso que desprendía calidez lo envolvió. Fuego. El fueg no se extendería a menos que yo me descontrolara, y dejaría las suficientes quemaduras como para que el gobernador expulsara a Elesar de su puesto a causa de ineptitud.

-Dime, princesa ¿Qué tal se siente? No te preocupes por apagarlo, no lo hará a menos que yo lo quiera. Tendrás que aprender a sobrellevar un brazos lleno de cicatrizes, eso sí. -dije mientras comenzaba a sonreir. El olor a piel quemada era muy agradable para mí, me hacía recordar viejos y oscuros tiempos.

Resum había ejecutado un buen trabajo en todo ese asunto y no era para menos necesitaba que en esos momentos se mantuviera fiel para encontrar a Catherine, si Resum tenía razón el bosque oscuro, el me guió hasta allí mas pronto la encontré distraída concentrando su poder en quemar su brazo excelente me daba ventaja táctica, aunque tambiién me hizo acelerar el paso desde la entrada del bosque.

En cuanto mi aura tuve que incrementarla asi su radio de acción sería mayor en este proceso saqué una daga de mi cinturón y la tiré a una de las manos de Elizabeth, desconcentrarla sería el primer paso aunque no le diera, mientras tanto y gracias a mi poder mi aura y mis ojos cerrados con lo cual veía a Catherine pude ejercer mi influencia de campo ya siendo visible para ambs chicas andando con tranquilidad, el ardor que esta sentía en el brazo desapareció y las quemaduras y sus contusiones fueron desapareciendo de todo su cuerpo:

Elizabeth... una vez más te precipitaste con todo...-dije con tranquilidad-Tu odio hacia mi... el odio que sientes por no haber compartido tu destino, el odio o envidia que tienes de ser considerado uno mas en esta comunidad... estás cegada

Me coloqué frente a Catherine, como siempre mi rostro reflejaba tranquilidad, demasiada para esta situación, quizás era algo desconcertante pero tanto mi mente como mi poder estaba centrado en ambas chicas una curandola y la otra para que nop traspasara mi aura y pudiera quemarme:

Señorita Swan, salga de aquí inmediatamente... siga al Águila-dije con tranquilidad

El brazo de la Señorita Quejica estaba quedando toda una obra de arte. El tejido desintegrado, la irregularidad en él, todo era tan perfecto. Estaba logrando trabajos casi tan buenos como los de mi padre en el pasado. Recordé cómo terminaba mi brazo o mi pierna después de un encuentro con él y tambien recordé...rayos. Recordé como Elesar se encargaba de curar mis quemaduras. ¿Cómo podía haberlo olvidado? Daba igual que desfigurara a la chica totalmente, su enamorado la dejaría en perfectas condiciones con un poco de esfuerzo. Una vez más mis precipitaciones me jugaban una mala pasada. Mientras pensé esto un arma blanca que no alcanzé a visualizar impactó con mi mano, lo cual me quitó la poca concentración que tenía y el brazo de la chica dejó de arder, aunque a causa de la desconcentración tambien hubiera sido posible que ardiera por completo.

No le iba a recriminar lo que estaba diciendo, porque en efecto eso era lo que en verdad sentía. Odio, odio y odio. Odio a Elesar por tomar el camino que había tomado, odio a los humanos por quitárme a mi madre, a mi amigo y a todo. Me daba igual que la Señorita Quejica se fuera al fin del mundo. Ahora solo dos cosas importaban. La primera, desquitarme de una vez por todas con Elesar, por todo lo que me había hecho conciente e inconcientemente. La segunda, mi sangre. Acerqué mi mano a mis ojos, para observarla mejor. El arma había dejado un corte importante y de ella no paraba de salir sangre fresca, del rojo mas vivo que había visto jamás.

-Elesar... -murmuré aun mirando el rojo, y como este comenzaba a caerse de mi mano e impactaba al suelo en forma de gotas. -Elesar... -volví a murmurar, hasta que finalmente alcé la vista. -¡Maldito seas! -bociferé como la condenada que era. Ahora vería de lo que era capáz una demente, una Irrer. Una pared de fuego se diriguó a él de repente, e impactó con lo que parecía ser otra pared...su aura. De modo que esta sería una pelea muy pareja.

Odio por un lado un odio tremendo que despertó del todo... más había recibido mi daga en su mano, me dio pena puesto que no podía curarla a no ser que bajara su aura o la tocara, mas mi deseo era hacerlo, pero su odio me lo impediría.

Por otro lado desconcierto, preocupación de Catherine, la cual se negaba a irse, necia... no se daba cuenta de que esa mujer no dudaría en destruir medio bosque para dar conmigo quería venganza... y eso mismo me lo demostró en el instante que setí su aura incrementar de golpe y desatarse contra la mia.

Mi concentración era tal que mi aura paró sin problemas sus llamas, era una defensa natural de los magos, el aura impedía los poderes del otro como un escudo antes de llegar al cuerpo propio, al chocar ambas auras, nuestros poderes no pasarían aunque si debilitaría según la concentración ejercida, mas la ira de Elizabeth era tal que me hacia estar con las manos al frente conteniendo el muro de fuego a duras penas cosa que me hizo abrir los ojos y clavarlos en ella, yo no sentía odio, mas bie lástima, y yo no podía hacer nada por el momento a no ser que la chica saliera de allí:

Corre insensataa... esto no es una clase de lucha esto es una batalla... de esas batallas que te contaba que nunca me gustaban-dije a duras penas conteniendo el fuego un poco más hablando esta vez a Elizabeth-Elizabeth... tu falso odio te ciega... debes escucharme por una vez en tu vida...tu problema es que temes a lo desconocido, los humanos son desconocidos mas los ves débiles, y crees que los humanos te arrebataron a tu amigo mas no es así... yo sigo siendolo deja que te lo demuestre que te curee

Nada Catherine no se marchaba mas yo empezaba a suspirar y mi barrera a debilitarse o hacia algo ya con mi poder o ambos y medio bosque saldriamos calcinados:

Catherine... siempre que te he dicho algo ha tenido sus razones mas esta no carece de ellas... márchatee no aguantaré mucho más-dije

A través de la pared de fuego pude atisvar el rostro de Elesar...odiaba que me mirara así. En su rostro no había odio como en el mío, sino que había pena. ¿Pena por mí? ¿O sería autocompasión? No. Era pena hacia mí, hacia la criatura desgraciada que tenía enfrente. Yo no era más que eso para el, un animal herido al cual mirar con pena.

El aura de Elesar era un gran desafío pues él estaba muy concentrado en mantenerla. Mas mi aura no se quedaba atrás, mi ira parecía ser proporcional a su concentración. Eso era en cierta forma una ventaja, porque mientras él tenía que mantenerse concentrado para defenderse, yo podía entregarme a la ira y atacar, que para mí era lo más natural del mundo. Y fue allí cuando me entregué del todo: la Señorita Quejica. Ella quería marcharse con Elesar o de lo contrario no marcharse. Ella, la muy mandona. Lo que quería lo tenía de inmediato, seguramente.

-Mi odio no es falso, y no me arrebataron un amigo. Me arrebataron mucho más. -dije con rabia. La pared pareció aunmentar su intensidad por un segundo, pero solo fue un segundo. Pude vislumbrar a la Señorita Quejica unos segundos y el odio se apoderó completamente de mí, si cabía, dejando de mantener mi pared de fuego contra Baudeleire para lanzarla contra la muchacha. Dios tuviera misericordia de mi intento y la matara.

Seguía concentraodo en la lucha por mantener mi aura, esperaba que se fuera por su bien Catherine... era la única forma de salvarla, aunque por las palabras de Elizabeth no me iba a ser fácil desacerme de la pared aunque algo extraño ocurrió, algo extraño y muy peligroso.

Al principio la llamarada de esta incremento hasta tal su poder que mi aura se quebro aunque antes de que la llamarada me alcanzara desapareció me quedé anonandado mientras Catherine se marchaba bien lo hacia pero traición el odio de Elizabeth hizo crear una llamarada mucho más potente a las espaldas de Catherine, cosa que insconcientemente intercepté colocándome en medio.

Al chocar esta llamarada con mi aura esta flaqueo y la llamarada la atravesó, dos golpes demasiado contundentes seguidos, al menos yo me había controlado y era innigfugo pero eso no quitó que la llamarada me impactara con tal fuerza que prcticamente me dejara quieto de pie respirando cansado.

Tras esto cai al suelo de rodillas cerrando los ojos de nuevo habia gastado mucho poder y mi cuerpo dolorido por el impacto habia gastado demasiada energía, ahora mismo, era blanco fácil... debía hacer algo.

Por desgracia las llamaradas no impactaron contra la muchacha, si hubiera sido así a la chica no le quedaría ni su alma. Pero había una razón por la cual no la habían matado, y esta razón era aun mas valiosa que ver a esa mujer reducida a cenizas.

Las llamaradas habían impacto de lleno en el aura de Elesar, que se había puesto a modo de "escudo humano" entre su cuasi novia que huía y yo. Mi poder parecía haberse incrementado y con razón, pues mi odio hacia esa muchacha se había sumado al odio total que sentía por todo, dejando como resultado un poder que poco a poco desintegraba el aura de Elesar. Y luego ocurrió algo impensable, mi llamarada atravesó su aura. El impacto fue tal que Elesar terminó en el suelo, evidentemente sin demasiadas energías. No me parecía que estuviera herido, simplemente agotado, pero eso podría cambiarse con un poco más de fuego ¿Verdad?.

-Vaya vaya... ¿Quién da pena ahora, Eli? -espeté con sorna mientras me hacercaba siguilosamente a su cuerpo, por si las moscas. Ahora su vida estaba en mis manos, finalmente tendría mi venganza. -Hasta que quedas humillado tú tambien. -dije mientras comenzaba a reir...reirme de él, por supuesto. El fuego comenzó a surgir alrededor nuestro, y una parte de él comenzó a consumir algunos que otros árboles, un fondo muy bonito para la situación que ambos estábamos sobrellevando. -¿Cuáles son tus últimas palabras?

Nunca había subestimado a nadie y en ese momento no lo había hecho, a pesar de mi respiración agitada por el cansancio estaba feliz, había cumplido con mi objetivo pero no todos, fuese cual fuese el final sería un final digno, no ahora no podía hacerlo no había llegado mi hora, Pangea necesitaba mi ayuda, yo era uno de los pocos con poder suficiente para poder hacer frente a los Irrer.

Mis ojos cerrados hacian concentrar mis pocas energías que me quedaban en un objetivo... los árboles... los pobres no tenían la culpa de mi fracaso, asentí a sus palabras estaba demasiado cerca lo sentía si empezaba a aplicar el hechizo no me dría tiempo antes de que esta atacara... pero debía intentarlo:

No he sido humillado, lo creas o no cumplí con mi opbjetivo de salvar a Catherine... eso es el mayor honor que le puedes dar a un guerrero-dije con tranquilidad mientras esbozaba una sonrisa, ese era su punto débil, ella quería verme humillado y derrotado más que muerto, y no estaba ni humillado ni derrotado solo cansado, eso podría hacerme ganar tiempo

Catherine...asique ese era su nombre. Señorita Quejica le quedaba mejor, asique en lo personal la seguiría llamando así. Pues talvez el no se sentía humillado, pero si yo me hubiera encontrado en su situación sí habría estado humillada, asique a mis ojos ese hombre sí era víctima de la humillación. A mis ojos, claro.

-¿Tu objetivo era salvarla? -pregunté incrédula. ¿Cómo alguien podría humillarse así solo por otra persona? La imagen de mi esposo me vino a la mente. Yo no habría hecho eso por él, y suponía que él tampoco lo habría hecho por mí. Ni mi padre lo habría hecho por mi madre. Mi madre talvez lo habría hecho por él, pero por tener ideas como esas suponía que estaba muerta. Por tanto, el sacrificio de Elesar me era totalmente incomprensible. ¿Por casualidad no tendría un poco de sangre Irrer en sus venas? La demencia parecía estar asomándose.

-Eso no tiene sentido. Yo no lo habría hecho por mi esposo ¿Y tú lo haces por ella? -pregunté desconcertada, pero que más daba. Eso era una distracción (y menudo efecto que tenía en mí, la verdad funcionaba) y debería evitarla. Relajé un poco el semblante, mientras me concentraba para que unas flamas de fuego comenzaran a subir por un brazo de Elesar, tal como había hecho hacía unos momentos con la tal Catherine.

Sonrei de forma tranquila, la habia desconcertado eso me daba algo de tiempo para reaccionar, mas alcé mis manos colocándoles en cruz, en mi rostro habia dibujada una sonrisa, una sonrisa desconcertante a la vez que impactante puesto no todos sonreian ante la muerte, mas asentí ante su pregunta, si era salvarla a ella y darle fe a otros para que siguieran mi camino de proteger lo que creian:

Si ese era mi objetivo-dije con tranquilidad si que estaba desconcertada, puesto ella no lo haría por su esposo, era individualista solté un sonido de auto satisfacción y contesté-No a lo mejor tu no, pero pienso que cuando se quiere algo o alguien ha de luchar hasta el final, ¿alguna vez te has preguntado porque siempre he sido bueno contigo a pesar de que tu me maldijeras? pues sencillamente porque creo en los valores de las personas, no soy yo quien debe juzgar a alguien ni quien debe decidir quien vive ni quien muere, peo si puedo elegir ayudar a un amigo y yo elegí ayudar a todos lo que necesitaran aunque me costara la vida, ayudar a los humanos necrofagos hombres lobo y hechiceros que conviven en esta isla, yo no lo llamo debilidad, sino nobleza

Había entenciado mas unas llamas comenzaron a quemar mi brazo, mas no lo hacía aun se mantenia el cambio que habia ejercido y tardaria unas horas en pasarse y volver mi estructura molecular a su estado original, pero aun así mis palabras antes de intentar recuperar energías fueros las siguientes:

Veo que aun hay esperanza pues tu fuego no puede matarme, Dime ¿que crees tu que es la muerte? un espadazo en el corazon?... no hacerme desaparecer en llamas? tampoco, ¿un veneno que corrompa la sangre? no señora... la muerte es cuando el mundo te olvida... auqnue yo desaparezca el sueño me sobrevivirá salvando las almas errantes de este país-sentencié antes de que empezara a recitar el hechizo de invocacion de la energía de la naturaleza-Fuente de todo poder que yaces en la naturaleza....

Y Elesar sonrió. No entendía porqué sonreía, seguramente de autosuficiencia. Tener que explicármelo todo de seguro que le satisfacía, como si yo fuera su hermana o algo por el estilo...su maldita hermana menor. Como de costumbre se estaría burlando de mí, siempre lo estaba haciendo. ¿Qué le veía de gracioso? Podía morir, eso estaba bajo mis manos ahora.

Claro, claro que me lo había preguntado. Millones de veces. ¿Porqué me ayudaba Elesar siempre? No sentía nada por mí, de hecho ayudaba a todos por igual. ¿Porqué entonces lo hacía? ¿Esa sería su manía especial? Habían pasado veinte años y aun no hayaba la respuesta...o no la quería ver.

-No me ayudaste, me lastimaste... -murmuré en voz baja, mientras lo obserbava tendido en el suelo como si fuera lo más extraño que jamás había visto. Nunca se había dado cuenta, y probablemente nunca lo haría. La verdadera razón por la que lo odiaba... Para mí la realidad siempre sería esa: me había cambiado por otras personas. Me había avandonado, lo supiera o no. Me había herido y de la peor manera.

Las llamas que envolvían el brazo de Elesar se iban extinguiendo de repente, ya no estaba de ánimos para hacer correr sangre, o quemar tejidos en este caso. Ya no podía...hacerlo. Mi odio ya no era más que pena, autocompasión que odiaba aun más que el odio mismo.

-La muerte es quitarte a lo que amas, eso es la muerte. Por eso intenté quitarte a Catherine, para que vieras que se siente morir. -ya no me importaba nada, me di la media vuelta a sabiendas de que Elesar estaba conjurando algo. Que ocurriera lo que tuviera que ocurrir, mientras tanto, yo no pararía de caminar.

...pido que me cedas una parte de tu inmenso poder, mas solo lo utilizaré para el bien de este mundo, lo ruego por los seres vivos de este planeta ayudadme a levantarme-en ese instante que terminé el conjuro mis energías volvieron el aura se incrementó gracias a esos poderes cedidos por la naturaleza, estaba a un poco mas de lo normal.

Pero no hizo falra escapar... me había dejado allí tirado... de nuevo, su odio y demencia se transformó en tristeza más sus palabras me hicieron reflexionar... perder lo que amaba... si me lo había dicho mucho, mas yo como era un poco malentendedor con las mujeres crei que era nuestra amistad pero nnunca podría pensar que me quisiera de la forma que en realidad hacia.

De todos modos vi su sangre en su mano y recordé su herida en ella... no iba a dejarla en ese estado así que aligeré el paso dado que ella iba lena y la tome de la mano herida, ya habiendo tocado a la chica mi poder surtía efectoe en ella, y la curé sin problemas:

Ese ha sido nuestro problema Elizabeth, que tu siempre has creido que me perdiste, nos volveremos a ver cuidate-y así con los ojos cerrados sonreí a Elizabeth y me encaminé hacia mi casa la cual debía arreglarla y donde había enviado Resum a Catherine